La batalla contra la Hidra (el símbolo del caos)

Los mitos pueden contar historias reales o no, pero su mensaje se hace verdad cuando interpretamos los símbolos que se han colocado dentro de una historia, ya que esa interpretación habla de las verdades reflejadas en cada uno. Cuando el entendimiento encuentra algo que le es verdad se detiene y lo examina, lo compara con una parte dentro de sí , y si cerradura y cerrojo coinciden, es posible abrir una puerta a través del relato para el autoconocimiento, un entramado mapa de ideas que nos refleja y se adentra en la complejidad de nuestro ser como un espejo que se multiplica en el infinito.

El segundo trabajo de Heracles: Vencer a la Hidra

La Hidra de Lerna era una serpiente mitológica de nueve cabezas, de tamaño descomunal y aliento y sangre venenosas. Al llegar a buscarla, Heracles lanza flechas de fuego al pantano y despierta a la bestia, entonces corta una de sus cabezas, pero de ella brotan dos nuevas, luego corta de tajo dos y aparecen cuatro nuevas. Así, hasta que con algo de ayuda de los dioses y su sobrino Yolao, se les ocurre cauterizar con fuego el muñón de cada cabeza cortada para evitar que creciera de nuevo, al final, para vencerla entierran bajo una roca la cabeza central e inmortal de la bestia. La Hidra puede ser interpretada como el caos inherente a la acción más mínima, ese siempre faltante, la diminuta pieza que hará, que entonces sí, todo funcione, pero de la que no importa cuanto satisfagamos siempre crecen nuevas necesidades, y así cada acción se multiplica en la complejidad como ruido. El monstruo insaciable de mil cabezas, de una coma en un manuscrito que puede cambiar la totalidad de la interpretación, a las venenosas consecuencias de la hidra capitalista en nuestra era, cada acción genera caos, así que, ¿es posible vencer a un ente así?, ¿es acaso posible un actuar que va más allá de las consecuencias? los antiguos textos dicen que solo las acciones puras pueden escapar al peso de las acciones, pues la más mínima impureza crecerá inevitablemente como germen del caos. Desde la visión Advaita hindú o no dual, un acto que va más allá de sus consecuencias sólo puede ser el que se realiza en el saber de la unidad, más allá del bien y del mal, sin esperar, ni buscar nada a cambio.

El primer intento

Para explorar la idea de la Hidra me enfoqué en capturar un acto con la esencia más pura posible; entrar en un estado de trance de silencio y con mucha lentitud encontrar una posición de equilibrio, una atención que pasa del peso de los pies en el mundo al vuelo del espíritu a los cielos eternos, un movimiento que sitúa la conciencia en un punto entre el ahora constante del cuerpo en equilibrio y el tiempo infinito de la mente en vacío. Luego desde la profundidad de ese instante, control remoto en mano, hacer un disparo para capturar aquel acto en un retrato e intentar hacer así que la serpiente muerda su cola, la serpiente aquí como la necesidad moderna de mostrarnos por vanidad, como para demostrar las características propias. Trascender la vanidad desde el retrato mismo, conectar la enfermedad con la causa, ¿no es eso posible?, abrir la perspectiva hasta no ver diferencia entre uno y el otro, disolver el ego en una causa, hasta que causa y consecuencia sean una. Sin embargo durante el proceso la serpiente creció invencible y se multiplicó como los reflejos dentro de un cristal precioso.
Descubrí pronto que lidiaba con fuerzas poderosas y extremadamente difíciles de vencer, que con cada elemento que se agregaba al proyecto, cada movimiento, por mínimo que fuera, abría la posibilidad de contaminar aquel acto y sembrar un semilla de consecuencias fatales, enfrentarse a esas preguntas confronta cada pequeña parte de uno y requiere precaución. Un fragmento de la pista de audio descargada de manera ilegal me mantuvo despierto muchas noches, mirando aterrado en lo que el mundo podría convertirse, el extremo moralino, lleno de jueces y hambrientos tiburones queriendo regular y controlar todo, mientras el resto del mundo se estiraba a lo incierto; lo que la astrología reconoce como la energía de Plutón, que vagaba por ahí cada noche, dudando si destruir todo y comenzar de nuevo.

El trabajo:

— Combate contra la Hidra —

Salir de si hasta el cielo,
donde se mira el tejido que une todo,
lo par e impar, la red de Indra,
la maia.

Ir dentro, hasta los primarios instintos,
donde trabaja el incansable Demiurgo (el gran arquitecto),
donde habita el monstruo de mil cabezas,
la serpiente Hidra,
el caos.

En el justo medio se extiende un campo de batalla sagrado,
ahí combate el guerrero por su alma,
de pie en equilibrio como una saeta sobre una mota de polvo.

Una primera victoria

Inspirado en el acto zen, tomé al dragón de la cola de fuego y lo alimenté a sí mismo para convertirlo en un Ouroboros, la serpiente que muerde su propia cola, hacer del caos un acto mágico de unidad que genere un silencio, en el patio de la casa la lancé una veladora por el aire sostenida por una cuerda, la serpiente giraba y brillaba en el aire como un cometa perdido, hice una foto y por un instante no hubo nada más que decir ni hacer, de manera simbólica, sentí que la había vencido con aquel acto de simpleza.  De ahí salió la foto que dio forma al proyecto del héroe.

Heracles luchando contra a la Hidra

En sucesivos intentos, lancé aquella luz por el aire con la idea del maestro de artes marciales Musashi Miyamoto de convertirse primero en el movimiento mismo del oponente hasta desaparecer; entonces la serpiente se mostró dócil, con una precisión matemática, develando patrones misteriosos a su paso como signos de una lengua sutil y compleja, una manifestación gráfica de las leyes de la naturaleza, la totalidad inmanifestada, el orden que adquiere súbitamente el caos cuando se limita con una fuerza unificadora, en este caso la cuerda desde el techo y la luz como tinta para registrar el movimiento sobre la fotografía.
En el video se muestran dos exposiciones de entre 6 y 7 minutos contados de manera manual, una técnica contemplativa de medición del tiempo que exploré antes en el proyecto de mi tesis fotográfica: ≪El tiempo interior≫. Las dos exposiciones, una ligeramente más larga que la otra se pueden usar como guia de respiración en una meditación visual que cualquiera puede realizar por algunos minutos para encontrar calma y claridad.

Funcionan mejor en bucle y con pantalla completa en un video descargable aquí.

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